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miércoles, 6 de abril de 2016

El 16 es la cosa



El tan anunciado “colapso eléctrico” ya tiene fecha. El próximo 16 de abril, si las cuentas de los expertos no se equivocan, ó se produce el milagro de la lluvia copiosa y constante sobre los afluentes del embalse del Guri, seremos testigos de un inédito colapso eléctrico nacional.

Para el ciudadano de a pie, que con el correr de los años ha sido testigo del continuo deterioro en la calidad de un servicio, que para algunas zonas del país era tan confiable como el cariño maternal, el término “colapso eléctrico” no resulta atemorizante. Puesto en el contexto de una cotidianidad donde todo colapsa (y en especial los servicios en manos del estado), este terrible enunciado no pareciera otra cosa que, una raya más para el tigre en el cual nos hemos transformado.

¿En qué consiste el colapso?

Por definición un colapso no es otra cosa que la destrucción, ruina de una institución, sistema, estructura, etc.[1] También fue la palabra que escogió el presidente de CORPOELEC y Ministro del Poder Popular para la Energía Eléctrica  (M/G Luis Alfredo Motta Domínguez) para acompañar el adjetivo “eléctrico”, y sintetizar en sólo dos palabras la situación actual del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

Más allá del posible debate sobre las inversiones realizadas en los últimos años al SEN, los casos emblemáticos que tras nombrarlos dejan el tufillo de la podredumbre y el rastro maligno  dejado por gestiones presuntamente corruptas, o por lo menos negligentes, se encuentra la consecuencia directa de todo esto. La existencia de un sector eléctrico monopólico en manos del estado, que ha sido incapaz de darle al país el apalancamiento requerido para su desarrollo. Tampoco a los llamados usuarios (clientes antes de la adquisición por parte del estado), han sido capaces de brindar un servicio que les permita disfrutar del grado de satisfacción y confort que demandan.

El colapso eléctrico, profetizado por el mayor general, no es otra cosa que la imposibilidad de suplir la demanda de energía requerida por los usuarios con el parque de generación existente. Es decir, buena parte de la población será privada del servicio durante los tiempos y en las magnitudes que delinee la curva de la incapacidad (me refiero tanto a la incapacidad de generar energía, como a la incapacidad gerencial).
Para ilustrar con datos lo antes descrito, podemos señalar que durante el primer trimestre de este año 2016 la demanda máxima diaria (consumo energético requerido por los usuarios) se ha movido alrededor de los 15.000 MW (mega-vatios) a la hora punta (9:00 PM, hora de mayor consumo). La Potencia disponible diaria (capacidad de generación de CORPOELEC), ha estado por el orden de los 15.000 MW. Esta relación de igualdad entre lo demandado y lo generado ha permitido que el personal de CORPOELEC con la asignación de administrar  este balance (los que laboran en los despachos), mantengan una tensa estabilidad, la cual podemos comparar a la del equilibrista, que paso a paso avanza sobre una cuerda tensada entre dos rascacielos. Máximo cuando se profundiza el análisis y se toman en cuenta conceptos operativos como el de Reserva rodante[2].

Esta situación extrema en la operación del SEN, aun cuando ha permitido que el país marche bajo la ilusión de la normalidad (sobre todo en los grandes centros poblados), denota en sí el grave deterioro que existe en el parque de generación nacional. Me explico, la Potencia total instalada (suma de la potencia nominal de todas las fuentes de generación existentes en el país) está por el orden de los 31.000 MW (14.000 de fuentes térmicas y 17.000 de fuentes hidráulicas). Por lo que cabe la siguiente pregunta. Si disponemos de 31.000 MW instalados y sólo podemos generar 15.000 MW (5.000 de fuentes térmicas y 10.000 de fuentes hidráulicas) ¿Cuál es la condición de los 16.000 MW restantes? 

La respuesta a esta interrogante se pasea por la situación actual de la planta Tacoa, la joya de la corona de la extinta Electricidad de Caracas (EDC), en lo que a la generación termo-eléctrica respecta. Esta planta, ubicada en el estado Vargas, fue rebautizada con el nombre de Josefa Joaquina Sánchez Bastidas, por la acción revolucionaria. Mientras existía bajo el nombre de Tacoa llegó a generar a plena capacidad 1.320 MW, con los cuales garantizaba el suministro de buena parte de los clientes de la EDC. Luego de su cambio de nombre y tras un paulatino proceso de deterioro, durante el mes de febrero-2016 alcanzó el valor histórico de cero MW generados. La razón es la misma que ha venido ocurriendo en toda la corporación, Josefa Joaquina sabrá mucho sobre confeccionar banderas, pero de generación no sabe nada.

Tomando en cuenta los datos anteriores, es posible explicar lo relativo al tan mentado colapso eléctrico.  En la línea de los discursos de los altos personeros del gobierno, quienes siempre buscan echarle la culpa a otro en relación a sus desmanes, la culpa de que la capacidad de generar energía se encuentre tan disminuida, no tiene nada que ver con el deterioro del parque termo-eléctrico. Se centra en la generación hidráulica de Guri, la cual es cada día menor por causa del llamado  fenómeno del niño[3]. Fenómeno que por supuesto ocurre por obra y gracia de nuestro archienemigo imperial (mesmo). 

Según la versión oficial, esta distorsión climática ha ocasionado que el caudal del embalse de agua más grande de Venezuela y el undécimo más grande en el mundo, haya disminuido su cota hasta niveles históricos, y en consecuencia su capacidad de generar energía eléctrica se vea mermada.

Para el 16 de abril se estima que Guri esté en posibilidad de generar sólo 4.000 MW, a lo que habría que sumar los 5.000 MW generados por las fuentes térmicas existentes, para un gran total de 9.000 MW de potencia disponible (incluyendo la reserva rodante). Si contrastamos esto con la demanda promedio de 15.000 MW antes mencionada, resulta que estamos en una situación deficitaria y sin tener la más remota idea de quién podrá defendernos.

La preocupación entonces está centrada en determinar a cuales usuarios se va a afectar al racionar los MW que CORPOELEC es incapaz de generar. El término utilizado en el lenguaje CORPOELEC en lugar de racionar, es el de administrar carga, que suena más elegante aun cuando el efecto sea el mismo, es decir, quedarse sin luz.

En principio los segmentos de usuarios escogidos para ser eximidos del racionamiento son: Alimentos (producción, refrigeración y comercialización), Hospitales, Clínicas, Ambulatorios grandes, Bomberos, Comunicaciones (centrales telefónicas, antenas), Defensa y Seguridad, Embajadas y Consulados, Hidrológicas, Instalaciones de CORPOELEC, Puertos y aeropuertos, y por último Transporte masivo (metro, ferrocarril, metro-cable). Los usuarios asociados a estos segmentos son considerados como “usuarios sensibles” y se racionarían solo en caso de necesidad extrema para evitar un Black-out (apagón).

Se estima que las cargas asociadas a estos usuarios sensibles representan unos 6.000 MW, por lo que si restamos esa cantidad a los 9000 MW que CORPOELEC está en capacidad de generar, obtenemos todavía se disponen de un poco menos de los  3.000 MW para suplir el resto de la demanda nacional. 

Los  usuarios que suman los 9000 MW de la demanda restante (15 menos 6 MW), estarán compitiendo a diario por los 3000 MW disponibles, es decir, 6000 MW tendrán que ser racionados. Para darles una idea de lo que esto significa, se puede decir que una población equivalente a unas cinco (5) Caracas se racionará a diario desde el 16 de abril, y hasta que Dios considere prudente dar inicio al invierno.

A partir del 16 de abril la situación será semejante a la que vemos a diario en los supermercados. Una enorme masa de gente disputándose el derecho de adquirir los pocos productos que el proveedor pone a la venta.  Al igual que en esta situación, ningún usuario tiene la garantía de que él será el beneficiado. Y al igual que en el caso del supermercado, por mucho que se madrugue, muchas más serán los insatisfechos que los satisfechos. 

CORPOELEC imposibilitada de utilizar los artilugios que emplean los supermercados, como despachar por número de terminal de cédula, combinar los productos regulados con los no regulados, etc. Utilizará para gerenciar la escasez, una herramienta muy básica conocida con las siglas PAC (Programa de administración de cargas). Apoyados en esta herramienta, la cual genera una propuesta de menú con los sectores que se incluirán en los “bloques de racionamiento”, los administradores del SEN harán su mejor esfuerzo para cumplir con el menú propuesto por el programa, luchando con un red eléctrica que en sus segmentos inferiores (Distribución) posee muy bajo nivel de automatización.

Pero eso no es todo, como podrán suponer el PAC no es una caja mágica, es sólo un programa instalado en un ordenador. Como todo programa, si se alimenta con basura, como resultado arrojará basura. La basura de la cual les hablo no es otra que la inclusión de criterios políticos a la hora de hacer los bloques de racionamiento. En la mente de quienes lideran tanto a CORPOELEC como el Ministerio, está fija la idea de segmentar el racionamiento en función de las preferencias políticas de los distintos sectores geográficos. Así, en las zonas donde residen los afectos al régimen, los racionamientos se aplicarán benévolamente, mientras en las zonas donde hay mayoría opositora el racionamiento será aplicado en forma severa.

La maquiavélica perversidad de los camaradas llega a niveles insólitos. Sin embargo la topología de la red, su bajo nivel de automatización y la disminuida capacidad operativa de las unidades de campo (pues no cuentan con los vehículos y las herramientas necesarias), dificultarán (más no impedirán) la ejecución de los planes discriminatorios.

Otra novedad que se aplicará a partir del 16 de abril, es que por primera vez zonas como la Gran Caracas, y otras grandes capitales o centros poblados, eximidas hasta ahora de la dieta de energía, serán incluidas en los menús de racionamiento. 

Un antecedente anecdótico sobre esta situación lo representa Ángel Rodríguez[4], el más efímero de todos los ministros de electricidad que han tenido a su cargo el sector eléctrico. Corría el año 2010 y de nuevo “el niño” afectaba el normal desempeño de la actividad de generación. Al igual que ahora era necesario racionar para garantizar la estabilidad del sistema. Por primera vez un ministro ordenó incluir a la Gran Caracas en los esquemas de racionamiento. Al aplicar la medida en algunos sectores de la capital, de inmediato la ciudad, que ya de por si presenta un tráfico endemoniado, se paralizó por completo pues al “pasar el switch”, todos los semáforos habían quedado inactivos. Inmediatamente ordenó encender los semáforos sin eliminar las medidas de racionamiento, cosa que es materialmente imposible dada la forma en que fue diseñada la red eléctrica. Su desconocimiento le costó el cargo que con el sudor de sus manos (no precisamente trabajando) había conseguido.

¿Qué implicaciones sociales tiene el colapso eléctrico?

Por ser una situación inédita todo queda bajo el manto de las especulaciones. La situación-país actual es delicada, a las carencias existentes se sumará el hecho de prescindir por lapsos que oscilaran entre dos y cuatro horas, del fluido eléctrico con todo lo que esto implica, pues el de electricidad es un servicio que sirve para posibilitar la prestación de otros servicios. Para muchos, no tener luz, implica no tener agua, otro de los servicios que sin esta dificultad adicional ya se viene brindando con bastante irregularidad. En los sectores más afectados, los cortes serán repetitivos durante un mismo día, cosa que agravará los problemas de subsistencia que hoy tenemos. Por otra parte en un país donde las bandas armadas actúan con total impunidad, la continua presencia de apagones dará oportunidad a estos consorcios del mal para cometer sus fechorías, pues junto con la oscuridad de la noche llegará la violencia urbana, el pillaje y los robos. Como referencia de lo que puede ocurrir podemos documentarnos con el antecedente histórico del apagón de Nueva York de 1977[5].

Los problemas del hogar se multiplicarán ya que los electrodomésticos, que hoy por hoy son equipos prácticamente irremplazables, verán acortada su vida útil, tanto por los reiterados cortes de servicio, como por la calidad del mismo cuando de el dispongamos. Recuerden que debido al déficit de generación, las condiciones de operación serán extremas, situación que compromete la calidad del producto técnico y en consecuencia, le resultará imposible a CORPOELEC mantenerse dentro de los valores de frecuencia y voltaje (por nombrar sólo algunos parámetros) que establecen las normas. Y aun cuando la ley y la responsabilidad empresarial, obligan a CORPOELEC a resarcir a los usuarios cuyos equipos resulten dañados por problemas en la calidad del servicio, tengan por seguro que se harán los paisas o recurrirán a cualquier artificio administrativo para escurrir el bulto.

El colapso eléctrico se produce en un momento histórico cuando la nación está sufriendo una debacle económica nunca antes vista, cuando el gobierno está, al igual que el embalse del Guri, en su cota más baja de popularidad. Pareciera entonces ser este un irreversible detonante, para una sociedad en creciente estado de efervescencia. Muy peligrosas circunstancias cuando a la cabeza del gobierno, se encuentran individuos que no tienen la menor idea, de cómo afrontar la situación que se nos viene encima cual tsunami de aterradoras proporciones y cuando la ignorancia y el fanatismo son los únicos consejeros.










[1] Según el diccionario de la Real Academia Española.
[2] La industria eléctrica se caracteriza por el hecho de que la energía eléctrica debe ser transportada de los centros de producción a los de consumo a través de una red, ya que no es posible almacenar grandes cantidades de energía eléctrica de una manera rentable; esto motiva que sean necesarios unos complejos mecanismos de control orientados a mantener en todo momento el
equilibrio entre la potencia generada y la consumida de forma que no perjudique la frecuencia.
Teniendo en cuenta este criterio se maneja la reserva operativa en el sistema eléctrico de potencia dentro de la cual a su vez, se implementa el concepto de reserva rodante, es decir la suma de las diferencias entre la máxima capacidad de carga de cada una de las unidades en servicio en el sistema y la carga real conectada a cada unidad, en su momento debe ser mayor o igual que la
reserva estimada como mínimo para entregar al sistema en caso de que una o varias unidades fallen o la carga predicha presente inexactitudes.
[3]  El fenómeno del niño es una irrupción ocasional de aguas superficiales cálidas, ubicadas en el océano Pacífico junto a la costa de los territorios de Perú y Ecuador, debido a inestabilidades en la presión atmosférica localizada entre las secciones Oriental y Occidental del océano Pacífico cercanas a la línea del Ecuador. El fenómeno del Niño es el supuesto causante de más de una anomalía climática.
[4] El ministro de energía eléctrica que duró escasos días en el cargo, Ángel Rodríguez, era un pobre diablo incompetente. Como nadie lo conocía no sabíamos cuál era la dimensión de su incompetencia. El propio Chávez se encargó de darnos su curriculum vitae. Dijo lo siguiente: “Ángel es un obrero, viene de la clase obrera, trabajó muchos años en Pdvsa (Petróleos de Venezuela). Ángel era uno de esos muchachos que por allá, (…), cuando estábamos nosotros 'encanaos' en Yare (…) que venían de Anzoátegui, de esos movimientos y venían y traían documentos y llevaban grabaciones que nosotros hacíamos a escondidas en unas cintas chiquititas (…) Y bueno cuando salimos de la cárcel, entonces nos conseguimos y comenzamos a conformar el Movimiento Revolucionario 200". Como se verá, la experiencia de Ángel Rodríguez era de mensajero, de correveidile de Hugo Chávez y sus cómplices durante sus intentos por tumbar el gobierno democrático constituido.
[5] El apagón ocurrió cuando la ciudad enfrentaba una severa crisis financiera y sus residentes estaban aterrorizados con los asesinatos del homicida autodenominado "Son of Sam" (en español: "Hijo de Sam"). La nación estaba sufriendo una debacle económica y algunos historiadores citan a la crisis financiera como la raíz de los desórdenes, mientras que otros señalan el cálido mes de julio de ese año, en el cual la ciudad estaba en medio de una severa ola de calor. Otros señalan que así como el apagón de 1977 ocurrió en la noche, cuando los dueños de las tiendas ya habían ido a sus hogares, otros como el apagón de 1965 ocurrió de día y los dependientes se quedaron en las tiendas para protegerlas. Sin embargo, los saqueos en 1977 continuaron al día siguiente, con la policía en alerta.
Los saqueos y el vandalismo se multiplicaron, especialmente en las comunidades afroamericanas y puertorriqueñas, afectando a 31 vecindarios, incluyendo todos los barrios pobres de la ciudad. Tal vez la zona más afectada fue Cron Heights, en Brooklyn, donde 75 tiendas en un radio de 5 cuadras fueron saqueadas, y Bushwick, también en Brooklyn, donde se reportaron 25 incendios activos a la mañana siguiente. En un momento dos cuadras de Broadway, que separa a Bushwick de Bedford-Stuyvesant en Brooklyn, llegaron a arder en llamas. 35 cuadras de Broadway fueron destruidas y 134 tiendas fueron saqueadas. Los ladrones robaron 50 automóviles Pontiac nuevos desde una concesionaria en el Bronx. En Brooklyn, algunos jóvenes fueron vistos amarrando las rejas de las tiendas atándolas a sus automóviles antes de saquearlas. 550 policías fueron heridos, mientras que 4.500 saqueadores fueron arrestados.