El tan anunciado “colapso
eléctrico” ya tiene fecha. El próximo 16 de abril, si las cuentas de los
expertos no se equivocan, ó se produce el milagro de la lluvia copiosa y
constante sobre los afluentes del embalse del Guri, seremos testigos de un
inédito colapso eléctrico nacional.
Para el ciudadano de a pie, que
con el correr de los años ha sido testigo del continuo deterioro en la calidad
de un servicio, que para algunas zonas del país era tan confiable como el
cariño maternal, el término “colapso eléctrico” no resulta atemorizante. Puesto
en el contexto de una cotidianidad donde todo colapsa (y en especial los
servicios en manos del estado), este terrible enunciado no pareciera otra cosa
que, una raya más para el tigre en el cual nos hemos transformado.
¿En qué consiste el colapso?
Por definición un colapso no es
otra cosa que la destrucción, ruina de una institución, sistema, estructura,
etc.[1]
También fue la palabra que escogió el presidente de CORPOELEC y Ministro del
Poder Popular para la Energía Eléctrica
(M/G Luis Alfredo Motta Domínguez) para acompañar el adjetivo
“eléctrico”, y sintetizar en sólo dos palabras la situación actual del Sistema
Eléctrico Nacional (SEN).
Más allá del posible debate sobre
las inversiones realizadas en los últimos años al SEN, los casos emblemáticos
que tras nombrarlos dejan el tufillo de la podredumbre y el rastro maligno dejado por gestiones presuntamente corruptas,
o por lo menos negligentes, se encuentra la consecuencia directa de todo esto. La
existencia de un sector eléctrico monopólico en manos del estado, que ha sido incapaz
de darle al país el apalancamiento requerido para su desarrollo. Tampoco a los
llamados usuarios (clientes antes de la adquisición por parte del estado), han sido
capaces de brindar un servicio que les permita disfrutar del grado de
satisfacción y confort que demandan.
El colapso eléctrico, profetizado
por el mayor general, no es otra cosa que la imposibilidad de suplir la demanda
de energía requerida por los usuarios con el parque de generación existente. Es
decir, buena parte de la población será privada del servicio durante los
tiempos y en las magnitudes que delinee la curva de la incapacidad (me refiero
tanto a la incapacidad de generar energía, como a la incapacidad gerencial).
Para ilustrar con datos lo antes
descrito, podemos señalar que durante el primer trimestre de este año 2016 la
demanda máxima diaria (consumo energético requerido por los usuarios) se ha
movido alrededor de los 15.000 MW (mega-vatios) a la hora punta (9:00 PM, hora
de mayor consumo). La Potencia disponible diaria (capacidad de generación de
CORPOELEC), ha estado por el orden de los 15.000 MW. Esta relación de igualdad
entre lo demandado y lo generado ha permitido que el personal de CORPOELEC con
la asignación de administrar este balance
(los que laboran en los despachos), mantengan una tensa estabilidad, la cual
podemos comparar a la del equilibrista, que paso a paso avanza sobre una cuerda
tensada entre dos rascacielos. Máximo cuando se profundiza el análisis y se toman
en cuenta conceptos operativos como el de Reserva rodante[2].
Esta situación extrema en la operación
del SEN, aun cuando ha permitido que el país marche bajo la ilusión de la
normalidad (sobre todo en los grandes centros poblados), denota en sí el grave
deterioro que existe en el parque de generación nacional. Me explico, la
Potencia total instalada (suma de la potencia nominal de todas las fuentes de
generación existentes en el país) está por el orden de los 31.000 MW (14.000 de
fuentes térmicas y 17.000 de fuentes hidráulicas). Por lo que cabe la siguiente
pregunta. Si disponemos de 31.000 MW instalados y sólo podemos generar 15.000
MW (5.000 de fuentes térmicas y 10.000 de fuentes hidráulicas) ¿Cuál es la
condición de los 16.000 MW restantes?
La respuesta a esta interrogante
se pasea por la situación actual de la planta Tacoa, la joya de la corona de la
extinta Electricidad de Caracas (EDC), en lo que a la generación
termo-eléctrica respecta. Esta planta, ubicada en el estado Vargas, fue rebautizada
con el nombre de Josefa Joaquina Sánchez Bastidas, por la acción
revolucionaria. Mientras existía bajo el nombre de Tacoa llegó a generar a
plena capacidad 1.320 MW, con los cuales garantizaba el suministro de buena
parte de los clientes de la EDC. Luego de su cambio de nombre y tras un
paulatino proceso de deterioro, durante el mes de febrero-2016 alcanzó el valor
histórico de cero MW generados. La razón es la misma que ha venido ocurriendo
en toda la corporación, Josefa Joaquina sabrá mucho sobre confeccionar
banderas, pero de generación no sabe nada.
Tomando en cuenta los datos
anteriores, es posible explicar lo relativo al tan mentado colapso
eléctrico. En la línea de los discursos de
los altos personeros del gobierno, quienes siempre buscan echarle la culpa a
otro en relación a sus desmanes, la culpa de que la capacidad de generar
energía se encuentre tan disminuida, no tiene nada que ver con el deterioro del
parque termo-eléctrico. Se centra en la generación hidráulica de Guri, la cual
es cada día menor por causa del llamado
fenómeno del niño[3].
Fenómeno que por supuesto ocurre por obra y gracia de nuestro archienemigo imperial
(mesmo).
Según la versión oficial, esta
distorsión climática ha ocasionado que el caudal del embalse de agua más grande
de Venezuela y el undécimo más grande en el mundo, haya disminuido su cota
hasta niveles históricos, y en consecuencia su capacidad de generar energía
eléctrica se vea mermada.
Para el 16 de abril se estima que
Guri esté en posibilidad de generar sólo 4.000 MW, a lo que habría que sumar
los 5.000 MW generados por las fuentes térmicas existentes, para un gran total
de 9.000 MW de potencia disponible (incluyendo la reserva rodante). Si
contrastamos esto con la demanda promedio de 15.000 MW antes mencionada,
resulta que estamos en una situación deficitaria y sin tener la más remota idea
de quién podrá defendernos.
La preocupación entonces está
centrada en determinar a cuales usuarios se va a afectar al racionar los MW que
CORPOELEC es incapaz de generar. El término utilizado en el lenguaje CORPOELEC
en lugar de racionar, es el de administrar carga, que suena más elegante aun
cuando el efecto sea el mismo, es decir, quedarse sin luz.
En principio los segmentos de
usuarios escogidos para ser eximidos del racionamiento son: Alimentos
(producción, refrigeración y comercialización), Hospitales, Clínicas,
Ambulatorios grandes, Bomberos, Comunicaciones (centrales telefónicas,
antenas), Defensa y Seguridad, Embajadas y Consulados, Hidrológicas,
Instalaciones de CORPOELEC, Puertos y aeropuertos, y por último Transporte
masivo (metro, ferrocarril, metro-cable). Los usuarios asociados a estos
segmentos son considerados como “usuarios sensibles” y se racionarían solo en
caso de necesidad extrema para evitar un Black-out
(apagón).
Se estima que las cargas
asociadas a estos usuarios sensibles representan unos 6.000 MW, por lo que si
restamos esa cantidad a los 9000 MW que CORPOELEC está en capacidad de generar,
obtenemos todavía se disponen de un poco menos de los 3.000 MW para suplir el resto de la demanda
nacional.
Los usuarios que suman los 9000 MW de la demanda restante
(15 menos 6 MW), estarán compitiendo a diario por los 3000 MW disponibles, es
decir, 6000 MW tendrán que ser racionados. Para darles una idea de lo que esto
significa, se puede decir que una población equivalente a unas cinco (5)
Caracas se racionará a diario desde el 16 de abril, y hasta que Dios considere prudente
dar inicio al invierno.
A partir del 16 de abril la
situación será semejante a la que vemos a diario en los supermercados. Una
enorme masa de gente disputándose el derecho de adquirir los pocos productos
que el proveedor pone a la venta. Al
igual que en esta situación, ningún usuario tiene la garantía de que él será el
beneficiado. Y al igual que en el caso del supermercado, por mucho que se
madrugue, muchas más serán los insatisfechos que los satisfechos.
CORPOELEC imposibilitada de
utilizar los artilugios que emplean los supermercados, como despachar por
número de terminal de cédula, combinar los productos regulados con los no
regulados, etc. Utilizará para gerenciar la escasez, una herramienta muy básica
conocida con las siglas PAC (Programa de administración de cargas). Apoyados en
esta herramienta, la cual genera una propuesta de menú con los sectores que se
incluirán en los “bloques de racionamiento”, los administradores del SEN harán
su mejor esfuerzo para cumplir con el menú propuesto por el programa, luchando
con un red eléctrica que en sus segmentos inferiores (Distribución) posee muy
bajo nivel de automatización.
Pero eso no es todo, como podrán
suponer el PAC no es una caja mágica, es sólo un programa instalado en un ordenador.
Como todo programa, si se alimenta con basura, como resultado arrojará basura.
La basura de la cual les hablo no es otra que la inclusión de criterios
políticos a la hora de hacer los bloques de racionamiento. En la mente de
quienes lideran tanto a CORPOELEC como el Ministerio, está fija la idea de
segmentar el racionamiento en función de las preferencias políticas de los distintos
sectores geográficos. Así, en las zonas donde residen los afectos al régimen,
los racionamientos se aplicarán benévolamente, mientras en las zonas donde hay
mayoría opositora el racionamiento será aplicado en forma severa.
La maquiavélica perversidad de
los camaradas llega a niveles insólitos. Sin embargo la topología de la red, su
bajo nivel de automatización y la disminuida capacidad operativa de las
unidades de campo (pues no cuentan con los vehículos y las herramientas
necesarias), dificultarán (más no impedirán) la ejecución de los planes
discriminatorios.
Otra novedad que se aplicará a
partir del 16 de abril, es que por primera vez zonas como la Gran Caracas, y
otras grandes capitales o centros poblados, eximidas hasta ahora de la dieta de
energía, serán incluidas en los menús de racionamiento.
Un antecedente anecdótico sobre
esta situación lo representa Ángel Rodríguez[4],
el más efímero de todos los ministros de electricidad que han tenido a su cargo
el sector eléctrico. Corría el año 2010 y de nuevo “el niño” afectaba el normal
desempeño de la actividad de generación. Al igual que ahora era necesario
racionar para garantizar la estabilidad del sistema. Por primera vez un ministro
ordenó incluir a la Gran Caracas en los esquemas de racionamiento. Al aplicar
la medida en algunos sectores de la capital, de inmediato la ciudad, que ya de
por si presenta un tráfico endemoniado, se paralizó por completo pues al “pasar
el switch”, todos los semáforos habían
quedado inactivos. Inmediatamente ordenó encender los semáforos sin eliminar
las medidas de racionamiento, cosa que es materialmente imposible dada la forma
en que fue diseñada la red eléctrica. Su desconocimiento le costó el cargo que
con el sudor de sus manos (no precisamente trabajando) había conseguido.
¿Qué implicaciones sociales tiene
el colapso eléctrico?
Por ser una situación inédita
todo queda bajo el manto de las especulaciones. La situación-país actual es
delicada, a las carencias existentes se sumará el hecho de prescindir por
lapsos que oscilaran entre dos y cuatro horas, del fluido eléctrico con todo lo
que esto implica, pues el de electricidad es un servicio que sirve para
posibilitar la prestación de otros servicios. Para muchos, no tener luz,
implica no tener agua, otro de los servicios que sin esta dificultad adicional
ya se viene brindando con bastante irregularidad. En los sectores más afectados,
los cortes serán repetitivos durante un mismo día, cosa que agravará los
problemas de subsistencia que hoy tenemos. Por otra parte en un país donde las
bandas armadas actúan con total impunidad, la continua presencia de apagones dará
oportunidad a estos consorcios del mal para cometer sus fechorías, pues junto
con la oscuridad de la noche llegará la violencia urbana, el pillaje y los
robos. Como referencia de lo que puede ocurrir podemos documentarnos con el antecedente
histórico del apagón de Nueva York de 1977[5].
Los problemas del hogar se
multiplicarán ya que los electrodomésticos, que hoy por hoy son equipos
prácticamente irremplazables, verán acortada su vida útil, tanto por los
reiterados cortes de servicio, como por la calidad del mismo cuando de el
dispongamos. Recuerden que debido al déficit de generación, las condiciones de
operación serán extremas, situación que compromete la calidad del producto
técnico y en consecuencia, le resultará imposible a CORPOELEC mantenerse dentro
de los valores de frecuencia y voltaje (por nombrar sólo algunos parámetros)
que establecen las normas. Y aun cuando la ley y la responsabilidad
empresarial, obligan a CORPOELEC a resarcir a los usuarios cuyos equipos
resulten dañados por problemas en la calidad del servicio, tengan por seguro
que se harán los paisas o recurrirán a cualquier artificio administrativo para
escurrir el bulto.
El colapso eléctrico se produce
en un momento histórico cuando la nación está sufriendo una debacle económica nunca
antes vista, cuando el gobierno está, al igual que el embalse del Guri, en su
cota más baja de popularidad. Pareciera entonces ser este un irreversible
detonante, para una sociedad en creciente estado de efervescencia. Muy peligrosas
circunstancias cuando a la cabeza del gobierno, se encuentran individuos que no
tienen la menor idea, de cómo afrontar la situación que se nos viene encima
cual tsunami de aterradoras proporciones y cuando la ignorancia y el fanatismo
son los únicos consejeros.
[1]
Según el diccionario de la Real Academia
Española.
[2] La industria eléctrica se caracteriza por el hecho de
que la energía eléctrica debe ser transportada de los centros de producción a los
de consumo a través de una red, ya que no es posible almacenar grandes
cantidades de energía eléctrica de una manera rentable; esto motiva que sean
necesarios unos complejos mecanismos de control orientados a mantener en todo
momento el
equilibrio entre la potencia generada y la consumida de forma que no perjudique
la frecuencia.
Teniendo en cuenta este criterio se maneja la reserva operativa en el
sistema eléctrico de potencia dentro de la cual a su vez, se implementa el
concepto de reserva rodante, es
decir la suma de las diferencias entre la máxima capacidad de carga de cada una
de las unidades en servicio en el sistema y la carga real conectada a cada
unidad, en su momento debe ser mayor o igual que la
reserva estimada como mínimo para entregar al sistema en caso de que una
o varias unidades fallen o la carga predicha presente inexactitudes.
[3] El fenómeno del
niño es una irrupción ocasional de aguas
superficiales cálidas, ubicadas en el océano Pacífico junto a la costa de los
territorios de Perú y Ecuador, debido a inestabilidades en la presión
atmosférica localizada entre las secciones Oriental y Occidental del océano
Pacífico cercanas a la línea del Ecuador. El fenómeno del Niño es el supuesto
causante de más de una anomalía climática.
[4]
El ministro de energía eléctrica que duró escasos
días en el cargo, Ángel Rodríguez, era un pobre diablo incompetente. Como nadie
lo conocía no sabíamos cuál era la dimensión de su incompetencia. El propio
Chávez se encargó de darnos su curriculum vitae. Dijo lo siguiente: “Ángel es
un obrero, viene de la clase obrera, trabajó muchos años en Pdvsa (Petróleos de
Venezuela). Ángel era uno de esos muchachos que por allá, (…), cuando estábamos
nosotros 'encanaos' en Yare (…) que venían de Anzoátegui, de esos movimientos y
venían y traían documentos y llevaban grabaciones que nosotros hacíamos a
escondidas en unas cintas chiquititas (…) Y bueno cuando salimos de la cárcel,
entonces nos conseguimos y comenzamos a conformar el Movimiento Revolucionario
200". Como se verá, la experiencia de Ángel Rodríguez era de mensajero, de
correveidile de Hugo Chávez y sus cómplices durante sus intentos por tumbar el
gobierno democrático constituido.
[5]
El apagón ocurrió cuando la ciudad enfrentaba una
severa crisis financiera y sus residentes estaban aterrorizados con los
asesinatos del homicida autodenominado "Son of Sam" (en español:
"Hijo de Sam"). La nación estaba sufriendo una debacle económica y
algunos historiadores citan a la crisis financiera como la raíz de los
desórdenes, mientras que otros señalan el cálido mes de julio de ese año, en el
cual la ciudad estaba en medio de una severa ola de calor. Otros señalan que
así como el apagón de 1977 ocurrió en la noche, cuando los dueños de las
tiendas ya habían ido a sus hogares, otros como el apagón de 1965 ocurrió de
día y los dependientes se quedaron en las tiendas para protegerlas. Sin
embargo, los saqueos en 1977 continuaron al día siguiente, con la policía en
alerta.
Los saqueos y el vandalismo se multiplicaron, especialmente en las
comunidades afroamericanas y puertorriqueñas, afectando a 31 vecindarios,
incluyendo todos los barrios pobres de la ciudad. Tal vez la zona más afectada
fue Cron Heights, en Brooklyn, donde 75 tiendas en un radio de 5 cuadras fueron
saqueadas, y Bushwick, también en Brooklyn, donde se reportaron 25 incendios
activos a la mañana siguiente. En un momento dos cuadras de Broadway, que
separa a Bushwick de Bedford-Stuyvesant en Brooklyn, llegaron a arder en
llamas. 35 cuadras de Broadway fueron destruidas y 134 tiendas fueron
saqueadas. Los ladrones robaron 50 automóviles Pontiac nuevos desde una
concesionaria en el Bronx. En Brooklyn, algunos jóvenes fueron vistos amarrando
las rejas de las tiendas atándolas a sus automóviles antes de saquearlas. 550
policías fueron heridos, mientras que 4.500 saqueadores fueron arrestados.